En el silencio de un instante suspendido, una mujer aparece en perfil, serena, como si escuchara algo que viene de muy lejos… o de muy dentro. Sobre su mejilla, una libélula reposa delicadamente, como un susurro, como un secreto alado que acaba de posarse sin hacer ruido.
Sueños al Vuelo nos evoca que la libélula es una metáfora visual de la fragilidad y la fuerza de los anhelos. La libélula, símbolo de transformación, de ligereza y de magia, se convierte aquí en mensajera de lo que no se dice pero se siente. Y la mujer, con la mirada perdida en lo invisible, parece estar a punto de despertar o de recordar un sueño antiguo.
Esta obra nos invita a detenernos, a respirar profundo y a honrar esos sueños que, aunque livianos, tienen el poder de guiarnos.
Porque a veces, basta un suspiro, un roce… para recordarnos que aún sabemos volar!