En esta obra sublime del maestro Pedro Friedeberg, el oro se convierte en el escenario de un diálogo visual que trasciende lo material. La hoja de oro, delicadamente trabajada, sirve como base para una composición en la que las manos, con patrones gráficos que se despliegan como formas geométricas infinitas, toman el protagonismo.
Entre las manos se deslizan sutiles fragmentos de texto evocativo en hebreo, creando una atmósfera cargada de misterio y simbolismo. Estos textos, como antiguos susurros, se entrelazan con la arquitectura de las manos, dando forma a una narrativa visual que invita a la reflexión sobre el poder de la comunicación, la creación y la espiritualidad.
La obra es un viaje hacia lo sagrado, donde cada línea, cada mano, nos conecta con algo más grande, con un lenguaje que va más allá de lo literal. El resplandor del oro refleja la luz de una realidad que es tan efímera como eterna, un recordatorio de la belleza que existe en lo sublime y lo intangible.
Pedro Friedeberg, como maestro del simbolismo y la geometría, nos ofrece esta pieza como una ventana al alma, un refugio donde el arte se convierte en un puente hacia la introspección y la contemplación profunda.
Sumérgete en esta obra única y déjate guiar por las manos y las palabras del maestro Friedeberg hacia un espacio de serenidad y conexión espiritual.