En un campo donde el silencio habla más que las palabras, no hay miedo, solo reconocimiento. Sus mundos, tan distintos y tan profundamente entrelazados, se cruzan en un instante suspendido entre la inocencia y lo salvaje.
Donde habita el Instinto es una invitación a reconectar con aquello que no necesita explicación: la intuición, el vínculo invisible, la verdad que nace del sentir. Es en la mirada serena de la infancia y en la quietud de la bestia donde descubrimos que lo esencial no responde a la lógica, sino al alma.
Esta obra nos recuerda que hay un lugar dentro de cada uno donde lo humano y lo animal coexisten en armonía. Un lugar donde el instinto no es amenaza, sino guía. Y en ese encuentro sereno, el espectador se convierte en testigo de algo profundamente verdadero.