Su vida es una anécdota de una serie de eventos afortunados y desafortunados que crearon su concepción del arte, misma que transformó su visión de la vida y le convirtió en uno de los artistas abstractos mexicanos mas reconocidos, uno de sus primeros recuerdos era el de un enfrentamiento entre las fuerzas que defendían la hacienda de su padre y los agraristas, que finalmente vencieron y reclamaron la tierra como suya.
Así, sus experiencias de vida construyeron a la postre al artista que en que se convirtió.
Felguérez estudió en París en la Académie de la Grande Chaumière, una escuela de arte, y con el escultor de origen ruso Ossip Zadkiney y así eventualmente su obra se convirtió en parte de un movimiento que rompió con los tradicionales muralistas mexicanos como Diego Rivera.
Su incorporación y apropiación del geometrismo-constructivista, el informalismo y el expresionismo abstracto, dentro de su propia visión del arte en México hicieron de Manuel Felguérez uno de los grandes orgullos de México.
«Siempre quiero superarme a mí mismo, quiero que el cuadro que hago hoy me guste más que lo que me gustó el que hice ayer, es una constante lucha contra sí mismo ».
— Manuel Felguérez