El lenguaje artístico parece el más adecuado para facilitar y promover el empoderamiento en comparación con otros porque permite desarrollar algunos conceptos clave como la creatividad, la democracia, la transformación y la identidad, y la pertinencia (Frigeri, 2011).
Creatividad significa trabajar con las habilidades individuales que no se usan sólo en la creación de obras de arte, sino también en la vida cotidiana. La creatividad es, de hecho, la capacidad de resolver problemas, es la capacidad de trabajar activamente para encontrar una forma diferente de aproximarse a un obstáculo. La creatividad relacionada con el empoderamiento permite reescribir la realidad, dramatizando una situación social a través de un medio artístico.
Democracia porque el arte nos ofrece una estructura en la cual se borran diferencias socioeconómicas y culturales y se rescatan valores como el trabajo en equipo, la solidaridad y el soporte mutuo. El hecho de experimentar, a nivel de grupo y mediante el arte, el funcionamiento de dinámicas democráticas, permite a la persona extrapolar esta vivencia a su espacio cotidiano.
Transformación debido a que el lenguaje artístico permite experimentar con las acciones del grupo y las emociones cotidianas utilizando un código diferente al verbal. Esto nos puede hacer ser más conscientes de un problema que antes no era visible a nuestros ojos, o mirarlo desde otra óptica. Por tanto, de aquí la necesidad de ponerse a trabajar para encontrar una solución, tanto a nivel personal, como de grupo, por medio de disciplinas artísticas. Así, el arte permite repensar el mundo, proporciona herramientas a los seres humanos para que la sociedad no se quede encallada y se busquen otras maneras de hacer y avanzar.
Identidad y pertinencia, ya que el arte ayuda a fortalecer el lugar en el grupo y el espíritu de pertinencia, donde no existe ninguna limitación.
Es el deseo de experimentar juntos a través de un lenguaje artístico común para la consecución de un objetivo compartido. Sentirse parte de algo, por ejemplo, un proyecto ubicado en un área en particular, es el primer paso para comenzar a participar activamente con el mismo objetivo de mejora de éste. Esto incluye la creación y la ciudadanía, y no sólo ser propietarios.
Es evidente que el arte y la cultura pueden contribuir al desarrollo de las personas, grupos, comunidades y sociedades. En la medida en que valoramos el carácter utilitarista y/o el valor público de la cultura vemos que determinados lenguajes como la música, la danza, el teatro, el circo, la pintura, etc. permiten que diferentes personas, con capacidades distintas, puedan participar simultáneamente haciendo cosas diferentes para un resultado estético y para un proceso colectivo y transformador.
Fragmento de El Arte Social y Transformador de Antonio Alcantara