Cuando una persona toma la decisión de dedicarse al arte como profesión para vivir de ello, sabe de entrada que únicamente él será responsable de dicha decisión, al estar poniendo en juego su vida entera.
Trabajar dentro del mercado del arte es un acto que se asume con toda valentía, y más allá de tener la gran responsabilidad de no convertir una obra de arte en una simple mercancía de consumo más, y todo artista real lo presiente, lo hacen con la ilusión de seguir salvaguardando la dignidad de la obra, así como el respeto que tanto el propio artista como el espectador merecen.
Esta profesión de valientes, requiere de gran valor, pues solo una persona lo suficientemente madura asumiría una decisión así, sabiendo que en el mundo hay cientos de artistas vagando por grandes ciudades en busca de una oportunidad para exponer sus trabajos o encontrar a alguien que les represente, les ayude, o les dé una oportunidad.
Tal vez sólo el 20% lo consigan, algunos otros verán la necesidad de abandonar y dedicarse a otra profesión, pero a pesar de todo ello, la vocación artística desafía todas las razones y la razón misma; lo hemos visto desde tiempos memorables y seguramente lo seguiremos percibiendo, con las peculiaridades de cada época.
Sin embargo, dejando de lado lo anterior, el arte que trasciende en el tiempo ha sido capaz de emocionar al hombre a lo largo de la historia, ese arte que surde de la necesidad más sincera y apasionada del artista de contar al mundo su propia versión del mundo; desde una vivencia subjetiva y por tanto única.
Así que si eres de estas personas que les apasiona el arte, vas a necesitar muchos atributos, pero sobre entregarte con mucha fe, siendo fiel siempre a ti mismo, sólo así podrás crear un espejo en que el espectador pueda verse a sí mismo, haciendo que surjan en él emociones y pensamientos que no solamente le muevan, sino que le conmuevan.
De eso se trata el arte, de producir esta catarsis, que conmocione el alma, de amar apasionadamente la vida, de dar voz a los que no la tienen o son incapaces de plasmarla a través de un lenguaje perdurable y fructífero.
Capital del Arte te invita a continuar trabajando en el mercado del arte, en esta hermosa labor de salvaguarda de la dignidad de la obra y del respeto al artista y al espectador.