Mario Navarro Rosales es un meticuloso observador de las emociones humanas, de personajes desconocidos que son paradigmas universales. De la cultura de masas como el cine y sus prototipos, la niñez, la vejez y el abandono, la orfandad. Incrustado por completo en el arte urbano, en el cómic y sus características, narra en sus cuadros vivencias completas de su alrededor, del diario acontecer. Vivencias impregnadas a veces de poesía agria escritas en el mismo cuadro. Alusiones melancólicas de dualidades ausencia-presencia, personajes suspendidos por el delgado hilo de la razón-sin razón.

Camaleónico, pero bajo una identidad muy particular, los coloridos vórtices lo llevan de una obra sutil a intensa con la facilidad de quien domina su propio arte. La inspiración le llega de todos lados y eso se plasma de manera física en las fronteras del marco utilizando elementos externos a su alcance, pero esa misma imagen termina trascendiendo de maneras insospechadas ante los ojos del espectador.

Arte por arte, su pintura no carece de códices o significados, pero esto no es un fin, es el medio que complementa y da orden a ese caos controlado en su paleta de colores, un elemento que une al siguiente cuadro, y que enlaza la etapa en la que se encuentre sumido en su transmisión del arte.

Son personas, animales, comics, personajes de dibujos animados y objetos delirantes, que en su propia cotidianidad exudan una normalidad que asombra por la finura con que se integran en un sueño laberíntico de colores, texturas y formas.

El sello de autor de Mario Navarro es un vigoroso trazo que deja a su paso una estela de emociones cromáticas, así como unos pinceles, espátulas, que acarician una y otra vez la tela para fundirse en ella, perderse en los hilos entretejidos del lienzo, para dejar en el alma una huella que resuena más allá de lo que la mirada percibe en primera instancia.