Hay presencias que no solo muestran forma, sino historia. En Engranajes del tiempo, la imagen se carga de fuerza contenida y silenciosa, mientras una compleja maquinaria de reloj se despliega detrás, revelando lo invisible: el paso incansable del tiempo, la precisión de cada decisión, el eco de cada segundo vivido.
Esta obra es una reflexión visual sobre el peso del tiempo y la belleza de lo irreversible. Cada acontecimiento, es testimonio de un camino recorrido, de experiencias que se ensamblan como piezas de una maquinaria perfecta. No hay nostalgia aquí, sino orgullo de seguir caminando.
Un recordatorio de que somos el resultado de todo lo que hemos vivido… y también de lo que decidimos ser hoy.