Gabriel Macotela confiesa que ama a la realidad, preocupado por la política, la impunidad y la violencia. Nació en Guadalajara, Jalisco, en 1954 y tiene treinta y cinco años pintando. Formó parte del grupo SUMA y fue alumno de Gilberto Aceves Navarro en la Academia de San Carlos. Tiene un grupo de jazz y continúa experimentando con diferentes técnicas, sin agotar su evolución artística.
SENTIR EL LIENZO
No existe una regla, la pintura tiene dos cosas: la parte emocional que es algo mágico y una parte más formal, muy seria y analítica que es lo difícil de la pintura. Cuando ya te inspiras y ya diste lo que tenias que dar, ya hiciste, y dice algo el cuadro, entonces dices: “ya no lo toco y punto”. Para ese momento no hay una explicación racional, es la sensación de ya no hacer nada.
SENTIR EL LENGUAJE
El lenguaje de uno o lo que vas expresando a través del tiempo en la pintura lo vas desarrollando estudiando, no es tan irracional ni tan salvaje. Si eres persistente y trabajas vas creando tu lenguaje, no sé por qué, quizá crece y crece. Cuando fui estudiante, mis compañeros jóvenes copiábamos todo y era parte del proceso del trabajo, de aprender. Copiábamos al maestro Aceves Navarro, a Felguérez, a Toledo, y a pintores desde Rauschenberg, los surrealistas, los dadaístas. Es la influencia normal que tiene un pintor y con los años vas depurando y acercándote a lo que pretendes ser y decir, a encontrar la identidad natural de tus formas.
SENTIR EL PASADO
El arte es muy complejo, yo me encuentro con cuadros de hace quince o veinte años y me sorprendo, inclusive ya no me gustan o se me hace raro haber pintado eso, o cómo pensaba para haber pintado eso. Para empezar uno es humano, trato de cuidar mi trabajo pero los errores son errores, y aprende uno más de los errores que de los aciertos. Veo piezas que puedo decir: “me faltó esto”, “está débil la construcción o la composición” o “me faltó color, la luz”. Las cosas y la pintura cambian, pasa el tiempo y cambian los cuadros o la forma de verlos o de convivir con ellos, debes admitir eso y vivir con ello.
SENTIR EL RITMO
Traté de ser músico pero ya pintaba y batallé mucho por decidirme por cuál pero creo que la música y la pintura son para mí las más cercanas y las más abstractas. De joven estudié dos años en el conservatorio, quería ser concertista de jazz. Los términos de la música son igual que en la pintura: el espacio, el tono, la armonía, la atmósfera, el ritmo, el color. Alimenta mucho, siempre pinto escuchando música, me divierto mucho haciendo música con mis amigos. Pienso que la música es un leguaje infinito al igual la pintura.
ARTE SIN POESÍA
La maravilla de la pintura es que no pasa, creo yo, y me atrevo a decirlo, como sí pasa con cierto tipo de “arte contemporáneo” entre comillas. Es que la pintura siempre ofrece, siempre dice, siempre da y, sobretodo, tiene esa carga poética, humana, que no tiene el arte contemporáneo actual. La pintura es el tiempo, el espacio, la luz, el sentimiento. El arte tiene contenido poético, si no es así lo veo vacío, no me dice nada, no me comunica. Mucho arte contemporáneo cae en ese vacío, en esa falta de comunicación y de transmitir poesía.
SENTIR UNA PAUSA
Uno se atora seguido con la pintura, no es fácil, cuesta mucho trabajo. A veces uno se complica mucho mentalmente, la pintura siempre es maravillosa, pero el que es difícil es uno. No creo en esa idea romántica de que siempre está uno inspirado, o que siempre está uno creando, es un mito, no siempre uno crea y no siempre uno se inspira; es más, a veces dejo de pintar porque no salió, no me gustó, estoy agotado y no quiero saber nada de pintura. También hay ese momento de odio y lejanía con la pintura y es necesario. Hago otras cosas o no hago nada, no hay que ser tan obsesivos. He aprendido eso con los años y con el trabajo.
El maestro Macotela, es y será siempre una de nuestras mas grandes inspiraciones, puedes conocer más de él y su trabajo aquí. Si quieres más, estas y muchas obras mas las puedes encontrar en Capital del Arte.
Articulo Original en Milenio Arte